domingo, 26 de octubre de 2008

Osaka de mis amores...

Bueno, la reunión con los de la compañía era a las 2. Cuando acabé de desayunar eran las 7:30.Tengo casi 7 horas para hacer turismo: a aprovecharlas.




Lo primero que vi fue una gran cantidad de edificios enormes, lo que no tiene nada de sorprendente: estaba en la estación más céntrica de la ciudad. Como no quería ver sólo eso, escogí una dirección al azar y empecé a andar en línea recta, a ver lo que me encontraba.


Fijaos en esto: las dos fotos siguientes están tomadas desde la misma esquina, una hacia cada lado. ¿A que parecen dos ciudades diferentes?



Un poco más adelante me encontré un pequeño parque, donde pude descansar un poco.




Un detalle absurdo: ¿recordáis que alguna vez os he hablado sobre la cantidad de gente que hace trabajos inútiles? Pues éste se lleva la palma: este caballero esperaba en la acera a que el semáforo se pusiera rojo para los coches, se ponía junto al paso de cebra y se quedaba así. Cuando el semáforo cambiaba, se volvía a la acera. Y, por supuesto, en el paso de cebra del fondo se puede ver a otro haciendo lo mismo. Esto se llama "redundancia".


Al cabo de las horas mis pies ya no dan más de sí, así que me vuelvo a la estación y me meto en el tren que me llevará a mi empresa. No se tarda más de 15 minutos... bueno, yo tardé más, porque me equivoqué de tren y me pasé una hora yendo de un lado a otro, pero si no haces el indio se llega enseguida de la ciudad a la estación donde está Sanyo. Desde la estación hay unos 10 minutos andando, y aquí tenemos mi edificio.


Aún tenía tiempo, así que me fui a comer algo. Cuando me quedé sin excusas, me fui a la puerta principal, donde el guarda llamó a mi jefe. Salió a recibirme el jefe del departamento de al lado, porque es el que sabe hablar inglés. Cuando subimos a mi departamento, me recibieron (atentos) mi jefe, el jefe de mi jefe, y el jefe del jefe de mi jefe, que se nos unió después. Buf.

Primero me hablaron de lo que iba a hacer: me enseñaron el cacharro en el que iba a trabajar, lo que tendría que hacer, las herramientas que usaría... me gustó, porque básicamente se trata de programar en C bajo Linux, que es más o menos lo que estuve haciendo en mi proyecto de fin de carrera. Después del tour, me presentaron al otro becario que tienen allí: un canadiense bastante timidón que empezó a trabajar allí más o menos cuando yo llegué a Japón. No nos veremos demasiado, porque trabaja en otro departamento, pero me habló de cómo le trataba la empresa y de las condiciones en que estaba, y me quedé en plan "¿dónde firmo para que me den lo mismo que a ti?". Tiene apartamento propio, pequeñito, pero con cocina y sin compartir con nadie, a media hora a pie de la oficina. Los de la empresa aún no saben cuándo voy a empezar, ni dónde voy a vivir, pero si me dan algo parecido a lo de este chico, por mí encantado.

En fin, cuando terminé me fui a dar una vuelta por Osaka de noche... vale, lo reconozco: me metí en el Yodobashi Camera, pero es que estaba ahí, mirándome. Para cuando salí ya era de noche, andé un poco por ahí, cené y me fui al bus. Más gente que a la ida, pero todos los asientos estaban separados, así que no tuve ningún problema. Llegué a Tokyo a las 6:30, y a casa a las 8:30. Ducha, paso de desayuno, a la cama, y hasta la hora de comer que estuve ahí. El resto del fin de semana, lo habitual: descanso, estudio, internet, algunas compras... nada fuera de lo común. Mañana os cuento más cosas. Un abrazo.


Humor: descansado, después de la aventura. Una serie: Detective Conan.

3 comentarios:

Esteban dijo...

Menuda experiencia. Las fotos de hoy se parecen más al concepto que yo tenía de ciudad japonesa.

Arreis O'Neil dijo...

Pues estabas mejor informado que yo, porque son diametralmente opuestas al concepto que tenía yo. Ay, Praga, cómo te echo de menos... ;)

Unknown dijo...

El año pasado también hubo un vulcanus español en Sanyo, http://degs2k4.blogsome.com