jueves, 30 de octubre de 2008

Pues noh

Sí, lo sé, ayer tampoco escribí nada. Me dio un repente y me puse a hacer deberes a lo loco. Qué le vamos a hacer: me estoy entusiasmando con lo de estudiar japonés. Ya iba siendo hora, caray. De toda formas fue un día muy monótono: la profe aburrida, mucha práctica, mucho rollo. Lo único reseñable es que, a la salida, nos pusieron a los "transferidos" un examen de una de las lecciones que nos habíamos saltado, y cuando lo acabamos, por aquello de ahorrar tiempo, dijimos de hacer también el de la otra lección. Total, que hicimos tres exámenes el mismo día. Toma eso.

Hoy ha sido más interesante, tanto en la clase como después. En la clase nos han dado libros nuevos, porque ya hemos acabado con los que nos dieron al empezar.


Bien. Ahora, en lugar de dos libros inútiles, tenemos cuatro. Menos mal que el de vocabulario está medio bien, y que el que me compré el otro día (abajo, en rojo) es una joya, porque si no no sé qué sería de mi cuerpo serrano.

Pero lo realmente interesante ha sido después de clase. Había varios planes preparados desde hace algunos días, y yo me he ido al más japonés de todos, como corresponde: nos hemos ido a ver un espectáculo de Noh. No, no os estoy haciendo un desprecio: el teatro tradicional japonés se llama así. Dentro del sitio no se podían sacar fotos, así que las pocas que he sacado salen fatal, pero trataré de explicároslo con palabras.


Primero, un tipo sale, en plan telonero, a explicar de qué va la obra (u obras, hoy había dos cortitas), pero en plan "Club de la Comedia", como dice Rocío: se pone a soltar paridas para hacer reír a la gente, a imitar a los actores que van a salir después, y cosas así. Aún no entiendo el suuficiente japonés como para entender lo que decía (de hecho, me faltan años para entender la más mínima parte), pero me ha sorprendido una cosa: pasaba olímpicamente de las formas de cortesía normales. Pasaba del keigo (forma muy cortés) a la forma cortés normal (forma -masu) y a la forma coloquial en un tris. Eso debe ser parte del sentido del humor japonés, porque es algo que no he visto en ninguna parte.


Luego empezaba la obra. Los argumentos no tienen desperdicio: la primera trataba de un noble y su sirviente que llegan a un castillo buscando una mujer para el noble, y ven a una mujer (o fantasma, o algo así) que intenta hablarles. El noble no puede o no quiere hablarle, así que manda al sirviente. La mujer le suelta un poema con instrucciones para que su señor encuentre el verdadero amor, pero antes de que el criado pueda memorizarlo, se marcha. El criado se ha quedado con casi todo, menos con el nombre del sitio al que tienen que ir. Entonces, noble y criado se plantan en la calle, emboscan al primer tío que pasa, y le atosigan salvajemente con preguntas hasta que, por casualidad, suelta el nombre del país donde está la ciudad, pero no se acuerda del nombre de la ciudad.


La segunda trataba de un tío que lo ha perdido todo en el juego. Él y su amigo se van a un templo y tienen una idea: disfrazar al jugador como una estatua de Buda para que los feligreses le dejen cosas. Sorprendentemente, la cosa funciona, y el amigo se larga con todas las cosas que les han dejado. El jugador dice "vale, pues voy a volver a hacer lo mismo", pero en el siguiente grupo de feligreses al primero se le ocurre la feliz idea de frotar al "estatua" para que cumpla su deseo. Al tío le dan cosquillas y se mueve, con lo que el resto de los feligreses se lanza a sobarle también, le descubren y le persiguen.

Pero lo más curioso del tema éste no son los argumentos, sino los actores. Andan deslizando los pies, con pasitos cortos, y hablan... madre mía, cómo hablan. Parece que el mejor actor de Noh es aquel que es capaz de hablar con voz más grave, monótona y alta que nadie. En serio, varios de mis compañeros se han quedado fritos nada más empezar, y yo he tenido que morderme la lengua para no partirme de risa cuando han empezado a hablar así. Ha sido toda una experiencia, y, francamente, me gustaría volver a ver una sesión de Noh antes de volverme a España, cuando sepa algo más de japonés, a ver si lo disfruto más.

Humor: X-celente, que diría Forges. Una comida: Soba con tempura.

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