sábado, 20 de diciembre de 2008

¡Fure, fure, fure, fure!

Bueno, ayer por fin terminaron las clases. Podría hablaros de lo estresante que ha sido esta semana, en la que hemos vuelto a la tónica de cuando me cambiaron de escuela, con presión para hacer un montón de cosas y demás, pero sólo sería una mala excusa: no he escrito nada esta semana por pura y simple vagancia. Qué le vamos a hacer.

Pero bueno, todo ha terminado. Lo único que queda de cara a la beca es la presentación del lunes, en la que hablaré un poco sobre los uniformes escolares y un mucho sobre el cosplay. Tal y como me recomiendan en los comentarios, hablaré de la influencia que ha tenido en España, porque, al fin y al cabo, la conferencia es para japoneses, así que lo interesante es hablar de Europa. Interesante para ellos, no te fastidia... En fin, que en mi trozo voy a hablar básicamente de dos cosas: de que en la mayoría de las escuelas europeas pasamos de uniformes (aquí los usan desde preescolar hasta la superior, y a veces se los ponen hasta en días de fiesta) y de que en todas partes hay grupos de frikis que se disfrazan de bichos raros. No, no es en plan desprecio. Digamos que es más bien en plan envidioso...

Más cosas: acabado el curso de japonés, ahora me toca seguir por mi cuenta. Como os dije, me he pillado libros de gramática y de lecturas, pero tengo un problema añadido: me voy a Osaka. Sí, no es ninguna sorpresa, pero a lo mejor no todo el mundo sabe que allí se habla un japonés diferente del de Tokyo. Me explico: en la zona de Osaka, Kyoto, Kobe y alrededores (SW de Japón, para entendernos) se habla un "dialecto", por así decirlo, que se llama Kansai-ben. Cuando llegué aquí pensaba que la única diferencia era que usaban un par de docenas de palabras raras y que cambiaban las partículas del final de las frases, las que se usan para indicar el estado de ánimo del hablante. Error. Enorme, de hecho: los muy girados cambian hasta la forma de declinar los verbos. La gramática, gracias a Dios, parece que es la misma, pero un montón de declinaciones verbales cambian salvajemente. No sólo eso: las palabras más diferentes son, como no podía ser de otra forma, las más comunes: gracias, no, comer, hola... ese tipo de cosas. Ésa es la parte mala. ¿La buena? El dialecto en sí es un cachondeo tremendo. En serio: me compré un librito de frases en Kansai-ben para ir aprendiendo (le tengo echado el ojo a uno más serio, pero éste está bien para empezar) y no podía parar de reírme en el metro mientras me lo leía. Para empezar, se pasa el rato metiéndose con los "burócratas estirados de Tokyo y su aburrida forma de hablar". Sincéramente, tras cuatro meses así, no podría estar más de acuerdo. Y encima, algunas de las palabras que usa son muchísimo más fáciles de usar que las de Tokyo, y suenan mejor. Un ejemplo: en japonés normal, "muy" se dice "totemo". Bueno, pues en Kansai-ben, se dice "muccha". Como en español. Bueno, casi. O, por ejemplo, el típico "chigau", que significa "estás equivocado", entre otras cosas, en Kansai-ben se dice "chau". Y, como en Osaka tienen la costumbre de enfatizar las palabras repitiéndolas dos veces, resulta que para decirle a alguien que ha metido la pata, se le dice "chau, chau".

... Realmente, creo que me voy a divertir mucho en Osaka, si los de mi empresa me dejan.

Humor: Contento, por muchas cosas en general. Una canción: Rokkou Oroshi, el himno de los Hanshin Tigers.

6 comentarios:

José Antonio dijo...

Es como un extranjero que aprende español y viene a vivir a Cataluña. ¡Qué putada!

Esteban dijo...

Comienza una nueva etapa. Por cierto, sigo vivo.

Arreis O'Neil dijo...

Enhorabuena, Esteban: te felicito por tu supervivencia. Sé que estás haciendo lo posible para no caer en los pozos de la desesperación mientras esos encantadores seres que otra gente llama "niños" se te suben a las barbas ;)

Arreis O'Neil dijo...

Ah, y no es tan salvaje como cuando un español se va a Cataluña. Yo más bien creo que es algo así como cuando se va a México, o a Argentina. Además, cuando escuchas hablar a un catalán símplemente se te queda cara de tonto, pero ¿a que escuchar a un angentino da risa? Pues eso.

Miriam dijo...

Pero los catalanes también hablamos castellano!

Arreis O'Neil dijo...

Cuando queréis ;)