martes, 23 de junio de 2009

Un fin de semana especial

¿Sabéis que dicen que estamos en crisis? No sé, igual no habéis oído nada del tema, pero parece que hay algunas compañías que lo están pasando mal para aguantar en plantilla a todos sus empleados. La mía, en particular, parece que tiene problemas, y hace un tiempo recortó el sueldo (y las horas de trabajo) de gran parte del personal. Que tu empresa haga esto cuando eres un empleado es un asco. Que lo haga cuando eres un becario, como yo, es genial.

¿A qué viene todo esto? Bueno, desde hace algún tiempo tengo un día libre más al mes, normalmente un lunes. El mes pasado no hice nada especial porque, siendo un desastre como soy, se me olvidó que el lunes era fiesta, y no me acordé hasta que me planté ante la puerta (cerrada) a las 9 menos 5 aquella mañana. Aprendí la lección, y este fin de semana pasado (ayer lunes incluido) lo he aprovechado para ir tachando cosas de mi "lista de chorradas que quiero hacer en Japón antes de volverme a la España". Y como, aparte de estos pequeños placeres, mi vida es muy rutinaria, os lo voy a contar.

El sábado me fui a un pueblo del NW de Osaka, llamado Minoo, en el que hay un parque natural con cascadas, un río, muchos árboles, un museo de insectos... en fin, el sueño de cualquier loco de lo verde como yo (excepto lo del museo de insectos, reconozco que eso es una rareza mía). Versión corta: me encantó. Versión larga: acabé reventado y no me sentía los pies, pero si miráis las fotos, veréis por qué que me encantó.





El domingo me fui a otro pueblo, Sakai, esta vez al SW de Osaka, donde esperaba poder visitar el mausoleo del emperador Nintoku, el supuesto 16º emperador de Japón. Gran desilusión: el mausoleo es una isla rodeada por varios fosos, y no se puede llegar hasta ella. En fin, me saqué la foto obligatoria y me di un paseo por el parque de enfrente, donde hay más tumbas similares en islas (aunque más pequeñas) antes de volverme a Osaka y completar un poco más mi colección de libros que no sé dónde voy a poner cuando vuelva.



Ayer, por fin, me marché a Kyoto, en plan peregrinaje. Los que me conozcáis aunque sea un poco sabréis que me apasionan los videojuegos. Estoy en Japón, así que ¿esperabais que no me pasara por aquí, aunque solo fuera para que los guardias me echaran amablemente?


Me pasé por delante de las oficinas principales y del edificio de I+D, pero hubo algo que me quedé con ganas de ver: el emplazamiento del edificio original de Nintendo, donde empezaron como una fábrica de naipes (para los que no lo sepan, no es broma: Nintendo empezó fabricando barajas de Hanafuda). Mala suerte: no logré encontrarlo, no sé si porque ya no está o porque me equivoqué de sitio. La verdad es que se lo podría haber preguntado a los guardias de la oficina principal, pero se me pasó. ¿Qué le vamos a hacer?

Humor: tachando cosas de la lista alegremente. Un juego clásico: Pacman.

lunes, 8 de junio de 2009

Shitteru? Shikoku he itta

Bueno, ya he vuelto. Otra vez. Para variar, he tenido un parón de escritura, por la simple razón de que no había nada que decir: en la empresa siguen sin darme trabajo (al menos nada que yo considere trabajo), no he hecho ningún viaje digno de mención, y mi vida ha sido muy rutinaria en general. Gran parte del parón de actividad los fines de semana se ha debido al ya infame "brote de gripe", que se ha cebado con Japón de una forma espectacular, y muy especialmente con Kansai, la zona en la que vivo. Por suerte, no he pillado ni un catarro, pero ha habido muy pocas ganas de salir y juntarse con el resto del mundo durante estos días. Pero bueno, eso se acabó, y ayer mismo volví de una nueva escapada, una que llevaba planeando ya algún tiempo: Shikoku, una de las 4 islas principales de Japón, ha tenido el honor de recibirme.


El plan era salir de Osaka el sábado por la mañana, llegarme a Naruto en bus y visitar los famosos remolinos que se forman allí. Para los que no lo sepan, Naruto es una zona junto a un estrecho en el que se forman, de forma natural, dos grandes remolinos cuando la marea sube o baja. Cuando Rocío y yo (los dos únicos que al final nos apuntamos al viaje) llegamos allí nos rendimos a la evidencia de que ver los remolinos por la mañana iba a ser imposible, porque ya llegábamos tarde, así que nos esperamos a ver el de la tarde. Unos cuantos paseos por la playa y una buena comida de pescado después nos metimos en un pasillo con ventanas en el suelo desde el que, en teoría, se podían ver los remolinos. Gran decepción: el remolino se formaba a unos 100m de distancia, así que solo lo vimos a lo lejos. Al parecer, la única manera correcta de ver los remolinos es comprar un billete para un barco que se acerca, pero ya no teníamos más tiempo, así que pasamos al siguiente punto del plan: irnos a Takamatsu a pasar la noche.




En Takamatsu lo que nos esperaba era un jardín y un castillo, además de una noche de sueño. Cuando llegamos a la parada de autobús nos encontramos con que había salido 10m antes, y había que esperar cerca de una hora para el siguiente, así que hicimos lo que cualquier persona lógica haría en nuestro lugar: nos echamos a andar. Total, ¿15m de bus, andando? Media hora, todo lo más.

2 horas, un anochecer y un puente sin acera más tarde, llegamos a la estación. Que estaba cerrada. De camino ya había quedado claro que llegarnos a Takamatsu (que estaba a 3 horas de tren) era ya imposible, así que nos decidimos por una ciudad cercana llamada Tokushima. En la misma estación nos encontramos con una pareja de españoles que estaban haciendo una gira intensiva de 3 meses por Japón, y que nos recomendaron un hotel en Tokushima. Media hora de bus y un registro más tarde, ya teníamos techo. Cena, una vuelta "fuera de programa" por esta bonita ciudad, ducha y a la cama... digo, futón.



El domingo volvimos al plan original: el valle de Iya, uno de los "valles perdidos de Japón" según los entendidos, idea de Rocío y probablemente el mejor destino posible para este domingo. Nada más llegar a la estación más cercana contratamos un autobús turístico para hacer una visita guiada por todo el valle, visita que nos llevó a dar un paseo en barca, a un museo, a un puente hecho de lianas y al Manneken-pis japonés, entre otros sitios.






Sigo pensando en nuevos viajes que hacer, pero ya veremos, porque la gente cada vez tiene menos tiempo y menos dinero, y no hay muchos viajes que me apetezca hacer yo solo. Os mantendré informados.

Humor: Muy, muy satisfecho. Una canción: "Die Hard", de Guyz Nite.