lunes, 8 de junio de 2009

Shitteru? Shikoku he itta

Bueno, ya he vuelto. Otra vez. Para variar, he tenido un parón de escritura, por la simple razón de que no había nada que decir: en la empresa siguen sin darme trabajo (al menos nada que yo considere trabajo), no he hecho ningún viaje digno de mención, y mi vida ha sido muy rutinaria en general. Gran parte del parón de actividad los fines de semana se ha debido al ya infame "brote de gripe", que se ha cebado con Japón de una forma espectacular, y muy especialmente con Kansai, la zona en la que vivo. Por suerte, no he pillado ni un catarro, pero ha habido muy pocas ganas de salir y juntarse con el resto del mundo durante estos días. Pero bueno, eso se acabó, y ayer mismo volví de una nueva escapada, una que llevaba planeando ya algún tiempo: Shikoku, una de las 4 islas principales de Japón, ha tenido el honor de recibirme.


El plan era salir de Osaka el sábado por la mañana, llegarme a Naruto en bus y visitar los famosos remolinos que se forman allí. Para los que no lo sepan, Naruto es una zona junto a un estrecho en el que se forman, de forma natural, dos grandes remolinos cuando la marea sube o baja. Cuando Rocío y yo (los dos únicos que al final nos apuntamos al viaje) llegamos allí nos rendimos a la evidencia de que ver los remolinos por la mañana iba a ser imposible, porque ya llegábamos tarde, así que nos esperamos a ver el de la tarde. Unos cuantos paseos por la playa y una buena comida de pescado después nos metimos en un pasillo con ventanas en el suelo desde el que, en teoría, se podían ver los remolinos. Gran decepción: el remolino se formaba a unos 100m de distancia, así que solo lo vimos a lo lejos. Al parecer, la única manera correcta de ver los remolinos es comprar un billete para un barco que se acerca, pero ya no teníamos más tiempo, así que pasamos al siguiente punto del plan: irnos a Takamatsu a pasar la noche.




En Takamatsu lo que nos esperaba era un jardín y un castillo, además de una noche de sueño. Cuando llegamos a la parada de autobús nos encontramos con que había salido 10m antes, y había que esperar cerca de una hora para el siguiente, así que hicimos lo que cualquier persona lógica haría en nuestro lugar: nos echamos a andar. Total, ¿15m de bus, andando? Media hora, todo lo más.

2 horas, un anochecer y un puente sin acera más tarde, llegamos a la estación. Que estaba cerrada. De camino ya había quedado claro que llegarnos a Takamatsu (que estaba a 3 horas de tren) era ya imposible, así que nos decidimos por una ciudad cercana llamada Tokushima. En la misma estación nos encontramos con una pareja de españoles que estaban haciendo una gira intensiva de 3 meses por Japón, y que nos recomendaron un hotel en Tokushima. Media hora de bus y un registro más tarde, ya teníamos techo. Cena, una vuelta "fuera de programa" por esta bonita ciudad, ducha y a la cama... digo, futón.



El domingo volvimos al plan original: el valle de Iya, uno de los "valles perdidos de Japón" según los entendidos, idea de Rocío y probablemente el mejor destino posible para este domingo. Nada más llegar a la estación más cercana contratamos un autobús turístico para hacer una visita guiada por todo el valle, visita que nos llevó a dar un paseo en barca, a un museo, a un puente hecho de lianas y al Manneken-pis japonés, entre otros sitios.






Sigo pensando en nuevos viajes que hacer, pero ya veremos, porque la gente cada vez tiene menos tiempo y menos dinero, y no hay muchos viajes que me apetezca hacer yo solo. Os mantendré informados.

Humor: Muy, muy satisfecho. Una canción: "Die Hard", de Guyz Nite.

2 comentarios:

Esteban dijo...

dal sela, pulil sela

Anónimo dijo...

Joer, q envidia! Mira q yo fui el primero q planee el viaje a Shikoku!

La verdad que me da muchisima pena no haber podido ir, las fotos del valle son impresionantes.


Un abrazo!

Alex

P.D. me he abierto un blog para aprovechar las horas de " trabajo"